jueves, 27 de marzo de 2008

Ziggy Stardust

No estás solo, recuerda siempre eso. Dame tus manos, deja que te cuente una historia.

No sé a qué horas fue eso, pero era apenas la luz se podía sentir y tenía encendida la radio. La transmisión reportaba el fallo de nuestra primera misión al espacio. Los periódicos querían saber que camisas vestía el astronauta, mientras sentado en una caneca metálica moría solo en el
espacio, sin nadie que lo escuchara, más allá de la luna.

Las estrellas se veían muy distintas esa noche, había algo peculiar, un sonido que llegaba a interrumpir la radio, como una voz lenta resbalando sobre las ondas. No era el DJ, era
una revelación cósmica.

Nos quedaban cinco años para morir, cinco años para llorar, como el reportero que confirmó la noticia, diciendo que la Tierra realmente estaba muriendo. Lloró tanto que su cara
brillaba por las lágrimas, entonces supe que no estaba mintiendo.

La locura nos atacó a todos por igual. El teléfono no dejaba de sonar, todos viajaban, escuchaban y despilfarraban. Vivían con la ansiedad de que era poco el tiempo el que tenían para hacerlo todo. Algunos se acostaban con lo que podían, gordos-flacos, altos-bajos, desconocidos y
celebridades, como si necesitaran tanta gente. Otros besaban los pies de los sacerdotes, en busca de la salida especial mientras otros, vomitaban ante semejantes espectáculos. No es fácil llegar al cielo cuando todo va cuesta abajo.

Ese día te vi en el local de helados, tomando malteadas, feliz, luciendo tan bien que quedé frío. Me sentí como un farsante y pensé en tu madre, en todo lo que deseaba regresar. Cinco años. Cinco años que debía verte caminar, crecer, besarte, darte todo el poco futuro que podía ofrecer.
Así que regresé, teníamos algo bueno, tratamos de aferrarnos a eso, hasta que un día tuvimos la posibilidad de lograrlo. Salvar el mundo.

Cuando subíamos a la cima de la montaña para ver hasta el mar, pensando en aquellos lugares a los que un hombre joven sueña conocer, el Chev frena y no estamos solos. Verás, había un hombre de las estrellas esperando en el cielo, dispuesto a salvarnos, junto a un hombre en traje espacial y dos extraterrestres más. Tenía ojos extraños, un corte de cabello extraño, como un gato del Japón, un color tan blanco que parecía bronceado encima. Su ropa en azul, blanco y
rojo, no podías saber si era un hombre o una mujer o algo entre los dos, con botas rojas altísimas y una guitarra en sus manos, la capa negra flotando a su espalda. Un superhéroe, a la vieja usanza, un mesías del espacio exterior, con capa y pantaloncillos por fuera dispuesto a salvarnos a todos.

Ziggy tocaba la guitarra con la mano izquierda, junto con Weird y Gilly completabamos las Arañas de Marte, la banda de Ziggy. Yo era el humano especial, el mejor amigo, el Jimmy
Olsen.

Y salvó al mundo, vaya que lo hizo, los invasores caían como moscas, todos los cuchillos que pasaban frente a mí podían lacerarte el cerebro. Ziggy acabó con la amenaza del espacio y se quedó con su mujer y con su perro, pero después de eso, todo fue cuesta abajo otra vez.

Pudimos transformanos en estrellas, era tan fácil, tan provocativo, que decidí seguir el juego y la salvaje mutación que me hiciera una estrella.

Llegaron las mujeres y las drogas, querían mi cuerpo, mi espíritu, mi esencia, los fanáticos nos seguían por doquier, eramos estrellas de rock, todas las personas se acostumbraron
a las cosas extrañas y por doquier teníamos que salvarlos. No había manera de tenerlos satisfechos y Ziggy lo llevó todo demasiado lejos. Comenzó a hacer el amor con su ego,
completamente absorbido en su propia mente hasta que se volvió un mesías leproso, un producto de consumo, hasta que no nos quedaba sino el rastro de luz de las botellas de cerveza para guiarnos a él.

Y así llegamos a Suffragette City, lo vimos metamorfoseado más allá del reconocimiento, completamente delgado y enfermo, destruido por el mundo que salvó, su cuerpo temblando porque nunca estaba ya en un sólo lugar, deteniendo terremotos y salvando suicidas, incapaz de completar sus frases, pero vaya si podía tocar guitarra aún. Hasta que ella llegó y se
aferró a él, después otro más, después todo el público, dispuesto a llevarse un pedazo de él a casa y no podíamos acercarnos, ella había desaparecido y cuando los muchachos lo
mataron, todo acabó, tuve que acabar la banda. Nos quejamos de sus fans, pero reconocimos que las Arañas no estuvimos ahí para salvarlo de la muerte en sus manos.

Cuando pasaron los cinco años del anuncio del fin del mundo, ya todo había regresado a la normalidad y todos siguieron siendo quienes eran, se acostumbraron a no ser salvados.
Nosotros no hablamos mucho, solo cuando jugamos con el balón y salíamos, no era fácil, nada volvió a ser fácil. Ya eres muy viejo para recuperarlo o siquiera escoger hacerlo y el
reloj espera por ti pacientemente. Pasas por el café pero no comes en el restaurante cuando has vivido tanto. Eres un suicidio a punto de suceder hijo.


Pero algo pasó hoy y es por eso que tenía que llamar a alguien, te escogí a ti para decirlo: hay una luz en el cielo que no está bien, quiero que te veas por la ventana y la descubras, porque puedo ver su luz ahora. La amenaza ha regresado, creo que puede hacer estallar nuestras mentes si lo desea, pero no hay un Ziggy Stardust para detenerlo esta vez. Pero no estás sólo, debes hacer que todos suelten su potencial, que lo usen, que evolucionen.

Para lograr eso dejé para ti una guitarra robada del cadaver de un héroe.

Recuerda muchacho: cuando la vida te da un cigarrillo, lo pone en tu boca, tienes que apoyarlo con un dedo y después el otro, mientras se quema, es tu deber disfrutarlo o fumarlo con
prisa y quemarte joven.

Dame tus manos de nuevo. Dame tus manos que siento que muero y no quiero estar solo.

sábado, 1 de septiembre de 2007

ALICE COOPER

El mundo es un lugar feo, espantoso, un infierno en vida, un planeta brutal, del cual no hay salida. Y sin embargo no es raro ver como una persona lo ve todo desde lo alto y dice nimiedades como "¡Qué hermosa vista!","¡Qué fantástica creación!" o "Es como un paraíso". La ciudad te engaña fácilmente vista desde arriba, por la falta de detalles. Desde arriba no puedes señalar los lugares donde suceden las cosas: Aquí está el Dios del Dinero, aquí morimos de hambre, aquí golpeamos a los niños y si me permites señalarte aquí es donde les pagamos a las putas, no me preguntes que hay más allá. Desde un lugar tan alto es natural que lo ignores todo. No hay nadie volando en el horizonte, no hay rastro de ti. Este planeta es brutal, no puedo imaginar lo que puede pasarte estando allá afuera.

Haría cualquier cosa por ti. Haría lo que me pidieras, me adaptaría fácilmente a todo, pasaría la noche contigo, lo haría por ti, te daría respiración boca a boca cuando llegases sin aliento, te resucitaría si es necesario, si tan sólo pudiese encontrarte. ¿A donde fuiste volando esa noche?

Vengo a verte cada día ahora si puedo. Me mantengo despierta para ver si pasas volando por mi ventana. Sé que el horror debería invadir mi mente, por todo lo que sé que vendrá, pero nada más me importa aparte de ti. Si sólo dejara de sentirme arrepentida por todo aquello que no dije, quisiera confesar lo que causas en mí de una vez, guardo la esperanza de tropezarme contigo una vez más tan solo para reírme de no haber dicho nada antes, dejar de una vez el miedo a aceptar quien soy. Lo primero que haría sería besarte, después te diría esas pequeñas palabras que solo los amantes dicen mientas damos vueltas toda la noche, revolcándonos en el suelo, hasta que los vecinos despierten y traten de tumbar la puerta cuando nos escuchen gritar... Nadie más puede hacerte sentir lo que yo puedo hacerte sentir. Si tan solo pudiese decirte lo que eres para mí.

Me corrijo: estoy loca, estoy hecha una maníaca al respecto. Esta loca está enamorada de ti.
Debo recuperar el control de mí misma. Estoy divagando, perdiendo mi gancho a la realidad.

Ahora no sé donde comenzar. Mi mente está hecha un desastre. Estoy transformando el agradecimiento en devoción. Eso no está bien. En cualquier momento puedo terminar vistiendo la chaqueta de fuerza. La gente de terapia dirá que me queda como un guante. Piensan que estoy loca. Pero tengo algo más que memorias de lo que pasó. Pruebas. Sé lo que va a pasar ahora. Y debo encontrarte para contarte lo que sé. Aunque si hablaramos por un momento más...

Hola, creo que no me he presentado. Algunos se refieren a mí como el Coco, porque no conocen mi nombre o mi rostro, nunca dejo rastro. Soy un cazador solitario, alguien a quien nunca recordarás. Hay otro nombre que usan para referirse a mí, pero no tiene ninguna importancia ahora.

Ella en cambio es fácil de recordar, está deliciosa esta doctora Cooper. Sólo mírenla de pie en la esquina, con sus brillantes labios rojos, su cara tan blanca y pálida, tan pálida, la falda de cuero negra, tan ajustada a su cintura, la camisilla blanca sin mangas, la tobillera con el nombre grabado. ¿Quién demonios es M. A. R. Y.?

Hay tiempo, mucho tiempo para matar, ejem, en ambos sentidos, así que matemos el tiempo un poco hablando de mí.

Bueno, nací en un callejón sin salida, literalmente, un bebé abandonado en un callejón, abandonado en el mundo, sin más compañía que otros niños como yo. Pero con el tiempo, todos mis amigos de infancia murieron y desaparecieron. Quedé sin nadie con quien hablar, hasta que realmente me quedé sin la posibilidad de hacerlo. No existía nadie que me encontrara. Pasaba mis días contando los ladrillos en el muro o entrando en lugares sin ser recordado jamás.

Hasta que conocí al Hombre. Maldije su existencia la primera vez que me notó, el sólo rió y me rompió la mano con su saludo. El dolor del contacto físico me hizo en cierta medida feliz, así que acepté trabajar para él. Me ofreció todo lo que yo deseara, lo que sintiese que mereciera. Si el infierno existe, estoy un paso más cerca de él que cualquier mortal. En algún momento crucé la línea y terminé perdido, perdí mi alma y estoy convencido de que ahora pierdo mi mente.

Nadie recibe nada del príncipe de las tinieblas sin que se lleve algo a cambio.

Fama y dinero, todo lo que desees, cada sueño hecho realidad y como un niño pequeño solo dices dame esto o dame aquello, sin pensar en el valor de lo que estás gastando, ignorando que todo buen negocio es solo bueno para una de las partes involucradas.

Los vecinos nunca me ven, pero se que se preguntan porque camino tanto en la noche. Lo que pasa es que escucho una voz en la habitación, cerca a mí. Habla a un público inexistente, como suele suceder con los ermitaños o los indigentes, que al vivir al margen de la sociedad recurren al monólogo para mantenerse en contacto al menos consigo mismos. Pretendo no notar nada, pero logro observarlo por uno de los espejos de la habitación. No tiene rostro. Al menos no uno que pueda identificar. No puedo recordar nada de sus rasgos ni de su apariencia en cuanto alejo mi vista del espejo. Debe haber venido a matarme antes de que te encuentre.

Es medianoche. Escucho su parloteo y sé que lo quiero muerto antes de que desee a matarme a mí. Lo quiero muerto contra los faroles del auto, donde lo pueda ver, no entre las sombras tras las que me acecha. Sé que está ahí, pero no puedo lastimarlo.

Quiero tocarla, pero es mejor no tocar, es un veneno el que corre por mis venas después de observarla, sus labios rojos, calientes, su piel tan húmeda. Quisiera lastimarla para escucharla gritar mi nombre. Deseo besarla, pero siento que lo deseo demasiado. Un veneno consumiéndome. Deseo abrazarla, pero mis sentidos me dicen que me detenga. Algo no está bien aquí. Mi respiración puede haberme delatado. Tal vez he matado más tiempo de lo que debía. Es culpa de ustedes. Debieron decirme que ella sabía que estaba aquí.

Recojo las llaves del auto y salgo por la puerta como un relámpago.

¿Es esto necesario?¿Es al menos real este miedo?¿Quién es este hombre aterrador que me persigue en las sombras?¿No estaré tan solo un poco loca?

Alice Cooper, ha sido acusada de crueldad mental en masa, ¿cómo se declara?

¡Culpable!

Trece pisos. No puedo encontrar la salida. Siento que me tienen atrapada, contra la pared.
Tengo que ser ruda. Tengo que ser mala. Estoy aquí hasta el final, mi pequeño amigo psicópata.
Enciendo mi Mercedes Benz. Se acabó todo. Se acabaron la escuela, los libros, los principios, la inocencia y todo se fue a la mierda. Tal vez nunca regrese. Igual nunca me gustó esta ciudad.

Piso el acelerador al fondo.

El teléfono suena. Estoy manejando ahora, anticipando lo que le voy a hacer. Escucho como se agarra, lo tengo bajo el auto. Esto va a estar divertido. Creía que se iba a salvar solo porque no lo veía. Lo llevo por la peor carretera, a todo lo que permite el motor del auto, porque lo quiero muerto.

Esto va a estar bueno, espero que esté listo para un gran golpe, lo mandaré derecho al infierno.

RUN DOWN THE DEVIL! RUN THE DEVIL DOWN! RUN DOWN THE DEVIL! RUN HIM DOWN DOWN DOWN! DOWN! DOWN!

Fin del capítulo 3.

martes, 24 de julio de 2007

Capítulo 2 - El Millonario Tatuado

El director se encontraba mirando hacia el infinito desde el gigantesco trono que tenía por silla de su escritorio. Desde aquella altura, Nueva York se veía como una única e inmensa estructura de metal, que desplegaba un suave color otoñal a medida que el sol se ponía más allá del Empire State: Tal vez el único edificio que superaba en altura al suyo propio ahora que las torres gemelas se habían hundido en la nada.Llevó su copa de vino a sus labios, y saboreó un poco.
El recuerdo de la caída de las torres lo hacía pensar en el futuro, y en el papel que él mismo jugaría en él.
Recordó que hace sólo unos años él no tenía nada de lo que tenía ahora. Era, simplemente, un extranjero en tierra extraña: Un hombre del común, sin muchos recursos, sin muchas oportunidades, pero con una esposa y una hija a las que amaba...
De repende, todas las imágenes le comenzaron a llegar rápidamente: Imágenes de discusiones, imágenes de golpes, imágenes de rabia, imágenes de un accidente... Imágenes que sacudió fuertemente de su cabeza para ahuyentar.
Entonces sonó el teléfono, terminándolo de sacar de su letargo. Se levantó de su silla y caminó hacia el gigantesco escritorio de roble negro, tomando el auricular.
"Señor Osbourne?"
"Dime, Anita"
"Tiene una llamada del señor Dickinson. Dice que es urgente".
"Pásemelo".
Sólo escuchó una frase, pero fue lo suficiente para enterarse de la situación. "Gracias, señor Dickinson. Por favor manténgame informado".
Se levantó, y se quedó de pie frente a la ventana, con los brazos cruzados, contemplando el horizonte, que se había teñido ahora de un color cobrizo. Sonrió. Aún cuando sabía que sería reprendido por el fracaso de sus hombres, el hecho de saber que lo único a lo que su "jefe" parecía temer era real lo tranquilizaba un poco. Era probable que todavía existiera una esperanza...
Entonces escuchó una leve risa en el otro costado de la enorme oficina. Se dió la vuelta y se encontró con una oficina teñida de un color rojo sangre, y una sombra que le hablaba precisamente desde el punto que el sol poniente había dejado ya de iluminar."Estás dándole demasiada importancia a una chiquilla. Realmente crees que ella representa una verdadera amenaza para nosotros?"
Era él. Ése maldito ser. Ésa repugnante criatura que lo había rescatado de los abismos de la depresión y de la autocompasión y lo había convertido en un millonario tatuado, en un hombre importante, en el magnate de los productos químicos alrededor del mundo y en un maldito traidor a su gente. Estaba sentado, fumando tranquilamente, y tomándose un whisky, como si llevara horas ahí. Por lo que sabía, podía llevarlas, como también podía haber aparecido justo antes del pestañeo anterior.
"Podría ser una simple mosca, pero si les causa la más mínima molestia a tí o al Gran Jefe, me hará sentir bien".
Osbourne casi pudo adivinar una ceja levantándose en el rostro de su interlocutor invisible, aún cuando no podía recordar si tenía cejas... O rostro, para ser exacto.
"Qué presuntuoso te has vuelto, Ozzy! -Dijo, en voz burlesca -Quien te oyera diría que eres alguien por tí mismo...".
Osbourne refunfuñó. Odiaba que se lo recordara...
"Qué es lo que quieres?"
"Tu sabes qué quiero -respondió la figura, encogiéndose de hombros como si fuera obvio; Ozzy pudo sentir su mirada mientras se levantaba, aunque sabía bien que en esas cuencas vacías no había ojos. Allí, de pie frente a él, los últimos visos del sol delinearon en llamas a una figura delgada y raquítica, de cabello largo, que apenas parecía poder sostenerse en pie -. A la chica metalizada, viva, ante mí".
El odio que destilaba su voz era tal, que ahora fue Ozzy quien no pudo evitar una sonrisa.
"Que resentimiento, Eddie! -Comentó, burlándose del comentario anterior de su interlocutor -Quien te oyera diría que no estás vivo gracias a ella!"
La risa burlona terminó de desaparecer del rostro de Eddie, un rostro deforme y grotesco que consistía más en unos pedazos indistintos de carne viva pegados a lo que quedaba de un cráneo, parcialmente cubiertos por una larga y blanca cabellera."La queremos cuanto antes, viva, ante nosotros. Y sin errores, Osbourne" Fueron sus últimas palabras antes de desaparecer entre el humo del cigarrillo y la oscuridad de su rincón. El sol ya se había puesto, y todo lo que quedaba era oscuridad en aquella gigantesca oficina, símbolo del poder y la fortuna del dueño y presidente de químicos Osbourne.
Poder y fortuna. Eso era lo que le había prometido. Poder para vengarlas, poder para acabar con todos los que les habían hecho daño, poder para destruir a todos los que odiaba, a todos los que le molestaban, a todos los que envidiaba, a todos los que siquiera se atrevían a mirarlo mal. Tanto poder que el mundo prácticamente iba a quedar a su merced. Pero el poder tiene un precio, y cuanto mayor el poder, mayor es el precio.
Pero vender el alma no duele... Al menos no al principio.
Y vender a tu mundo? Es gracioso, pero probablemente si alguien te ofreciera lo suficiente ni siquiera pensarías en lo que realmente estás haciendo.
Ozzy no lo pensó. El quería poder, y lo obtuvo... Pero obteniéndolo, selló su destino. Se convirtió en un títere, en un instrumento de destrucción.
En un esclavo: Un esclavo del poder que había obtenido.
En un Powerslave.
Eso es lo que obtienes cuando vendes a tu mundo y a tu gente.

martes, 17 de julio de 2007

IRON MAIDEN

-Dice que vino del espacio exterior. Que es una princesa que vino tan rápido como pudo con tal de salvar este mundo antes de que sea demasiado tarde. Dice que necesita ser libre para detener el mal inminente. Pero lo realmente extraño, es que dice que su fuerza sobrehumana viene de su virginidad que se haya protegida al interior de su cinturón de castidad.

Es un caso interesante de mitomanía. Por lo visto, ella se refugia dentro de una fantasía heroica que le da un propósito a su existencia y a los sufrimientos a los que ha sido sometida. Su mundo tiene un enemigo claro y evidente, tal vez influenciado por la lectura del Nuevo Testamento, en particular, el siempre dañino apocalipsis.

"Fui abandonada, mi mente en blanco, necesitaba tiempo para pensar y alejar las memorias de mi mente. ¿Qué pude ver para creer que lo que vi fue real y no fantasía? Justo lo que vi en mis viejos sueños fueron los reflejos de mi mente alterada observándome. Porque en mis sueños siempre hay un rostro malvado que tuerce mi mente y me lleva a la desesperación. En la niebla las figuras oscuras se mueven y se retuercen, como en una especie de infierno...666, el número de la Bestia, infierno y fuego, pidiendo ser liberados..."

Naturalmente, le pregunté sobre sus padres, en busca de una tendencia satanista en la cual se estuviese refugiando, pero la declaración me llevó por otro rumbo:

"Mi madre fue una reina y mi padre nunca estuvo ahí. Cuando viví en la mentira que era mi vida, el miedo era mi juego, sentirlo no era más que una pantomima, pero el terror silencioso reina en mi mundo, el miedo es real, pero no puedo morir, soy una Powerslave. Solo yo tengo la fuerza interior para derrotar a la amenaza que viene."

Lo primero que se puede pensar es que fue víctima de abuso durante su infancia. Según sus declaraciones, jamás conoció a su padre, por lo que podemos pensar en el abuso psicológico realizado por parte de una madre abusada físicamente por un desconocido. Lo de Powerslave... ¿quién no desea acaso ser poderoso para enfrentar este mundo imposible?

"Su nombre causa horror en el corazón de los hombres, se convirtió en leyenda entre los mortales. Su nombre causa horror en el corazón de los hombres, es un dios entre mortales."
La presencia de una persona que ella busca es recurrente en su mitología personal, una personificación de la maldad, alguien a quien ella identifica con el número de la bestia y con el final de los tiempos, una imagen que afianza mi teoría del hogar sin figura masculina. Ella lo llama Black Sabbath.

"Un hombre de rostro blanco como marfil con hordas incontables llegó a través del mar, de la costa dorada, cruzando siete mares, para traernos miseria y dolor, asesinando nuestras tribus, nuestras creencias. Los enfrentamos valientemente, llevamos a muchos al infierno, pero eran demasiado para los Cree. No pudimos enfrentarlos en su propio juego, a ellos que apuñalan la espalda y matan mujeres y niños, cobardes e imparables. Sus soldados azules cazando y matando como si fuese un juego, violando las mujeres y desechando los hombres."

El relatar la caída de su "gente" a manos de los conquistadores, que son, una vez más, una representación clásica del violador, de la fuerza masculina que destrozó su vida me pareció bastante interesante. Me intriga sin embargo su descripción de estos seres que corresponden a los seguidores del Black Sabbath:

"La raza de los asesinos, o la semilla del Demonio, está siempre en guerra, mostrando a los incrédulos el horror, sus razones para la masacre son la sangre y la carne, con las que lubrican a su máquina de guerra, Black Sabbath."

La existencia de los seguidores en particular no puedo asociarla con una persona de su pasado, aunque puedo arriesgarme a teorizar que ella es además de mitómana, paranoica. ¿O por qué puede imaginarse como perseguidora y perseguida?

"Porque él es un Dios, pero al mismo tiempo un hombre y el ha de morir también. Debo encontrarlo, debo hallarlo y golpearlo antes que se acaben estos mil años, sin importar si toma mi vida, me llevaré la suya, con el olor de humo ácido y su aliento a caballo, mientras me sumerjo en una muerte inevitable. Sin una sola lágrima moriré con tal de borrarlo de la existencia. Necesito encontrar al Black Sabbath que en ningún lado parece encontrarse. Pero vendrá. Sé que vendrá aquí. Solo debo esperar."

Lamento que este caso no me haya sido asignado antes de la terapia de choques eléctricos. Mucho de lo que dice el paciente carece de sentido o coherencia, al punto de hacer muy difícil la identificación del lugar en el que espera la llegada de Black Sabbath. Los archivos de su ingreso no mencionan donde fue encontrada antes de ser traída aquí. La doctora Cooper detuvo su grabadora y retiró el disco, para marcarlo y archivarlo dentro de su seguimiento de la paciente identificada tan solo como "Iron Maiden" por el personal del sanatorio. Faltaban dos minutos para la medianoche, cuando el color de las luces cambió, desconcentrándola. Se sentía un poco extraña, un tanto ansiosa cuando oscurecía. Decidió que era suficiente por esa noche.

Ahora, ¿alguna vez ha pasado los dedos por la pared y sentido una picazón en la piel del cuello cuando trata de buscar la luz?¿escalofríos?¿temor de mirar a ese rincón de la sala desde el que siente que alguien lo mira?¿ha estado solo de noche y al escuchar pasos detrás suyo da vuelta y no hay nadie ahí? La doctora Cooper sentía todas esas cosas. Al acelerar el paso, se le hacía muy difícil mirar de nuevo en dirección al lado oscuro de la sala, segura de que había alguien. Su mente le jugaba trucos de vez en cuando, ella lo sabía, aunque procuraba ocultarlo a sus superiores.

Mientras tanto, Iron Maiden esperaba al interior de su fría celda cuando las campanas comenzaron a sonar. Las arenas del tiempo ya se estaban agotando. Ella sabía que era hora. En cualquier momento llegarían, si no estaban ya en el sanatorio.

La vida en el sanatorio había sido una extraña ilusión. Por un momento llegó a pensar que había enloquecido, pero la verdad había regresado, fría como el metal la había estado esperando en la oscuridad, dejando extender su sombra en la celda, para abrazarla, para recordarle que la aventura iba a comenzar. Se levantó de su cama y rodeó con sus manos en los barrotes de su celda.

La doctora escuchó los ruidos de aquellos que la esperaban en el exterior. No había adonde salir y sabía que había alguien detrás de ella, que le dijo que no gritara y que no mintiera, o lo pagaría caro. Quería saber donde estaba Iron Maiden. Señaló en dirección al pasillo de pacientes confinados y pudo ver que de la oscuridad surgieron cientos de hombres en túnicas azules. ¿Cómo podía creer lo que estaba viendo?¿Quién le creería si ella no era capaz de hacerlo?
Iron Maiden era una mujer distinta a aquella que conocía, estaba cubierta de hierro, cual si fuese una segunda piel, y tenía un brillo verde surgiendo de ella, saliendo de sus ojos como si fuese un fuego quemándola desde su interior.

Los trozos de tela que fueron hacia el pasillo regresaban con la esperanza de huir, pero era muy tarde. Las antorchas y los cantos que estaban entonando se silenciaron violentamente, porque por todo el amor que sentían por la muerte, no gustaban de morir ellos mismos. Las túnicas que les servían de vestidos se convertían en bolsas para sus propios cadaveres. La gelatinosa materia gris de aquellos que fueron a la vanguardia estaba esparcida por las paredes acolchonadas.

Un círculo de fuego es lo que era, un bautizo glorioso para la doncella que solía estar encerrada al fondo del pasillo. Era por un momento esclava al poder de la muerte, rodeada de los restos de sus enemigos, bañada en sangre, satisfecha de una sed que ignoraba haber tenido.

"Mira la sangre que fluye por las paredes y cae sobre mi cabeza, mírala fluir por sus cuerpos mientras caen en el suelo, Iron Maiden no puede ser derrotada, Iron Maiden no puede ser subyugada." Y con eso, rompió la cabeza del líder contra el suelo, con un sólo y sonoro golpe.

Dijo también: "En el abismo caeré, el ojo de Horus. En los ojos de la noche me verás partir, verde es el ojo de gato que brilla." Y el brillo desapareció. El hierro cayó en pedazos en el suelo, como su hubiesen roto el molde que la contenía. Su cuerpo estaba entumecido y su garganta estaba seca. Sin dejar salir una sola lágrima, caminó hacia la puerta y se fue.

Fin del Capítulo 1.